LAS MANOS MILAGROSAS DE MARTÍN IBARRA MORALES

La comunidad de San Juan Evangelista mejor conocida como San Juan, se localiza en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, en el Estado de Jalisco. Actualmente, este poblado se encuentra dentro de la denominada “Ruta Franciscana”, una serie de municipios por donde anduvieron los evangelizadores durante los siglos XVI y XVII. Hoy en día estas municipalidades cuentan con una enorme tradición religiosa, festival y patronal, que les da identidad, sentido, valor y pertenencia a cada uno de sus habitantes.
Tlajomulco como San Juan son reconocidos a nivel nacional e internacional por la calidad  de su artesanía, que no sólo comprende la tradición, pues busca integrar la herencia  con la innovación en la técnica, con la única intención de conservar el conocimiento y transmitirlo al mundo por medio del arte. La técnica del barro bruñido es una de las más tradicionales, su aspecto característico reside en el pintado de las piezas que se lleva a cabo con piedra de río o con un metal llamado pirita, lo cual le otorga el acabado característico, reconocible en las tradicionales vírgenes, así como en los demás elementos decorativos.
Martín Ibarra Morales es oriundo de San Juan, cuenta con una trayectoria de más de 40 años destacando a escala internacional por su trabajo en escultura, pastillaje, barro esgrafiado, policromado, bruñido y ahumado, con imágenes religiosas como vírgenes, santos, cristos y retablos, así como,  esferas, platones, huevos, jarrones, bases de lámparas y reproducciones de arte prehispánico; la mayoría con una fuerte carga iconográfica de los estados de Colima, Nayarit y Jalisco.
Martin es hijo del ilustre artesano Don Sixto Ibarra Galindo y su esposa Leónides Morales de la Rosa, recuerda que desde niño estuvo ligado al oficio de su padre: “entraba a su taller a hacerle travesuras con el barro y los colores. Me preguntan: ¿Don Martin cuándo comenzó a trabajar?  Y yo respondo: Yo empecé a jugar y no a trabajar. Cuando nací mi padre ya trabajaba en este oficio del barro, lo veía a él y a sus ayudantes. Hoy en día sigo divirtiéndome y disfruto de jugar con el barro haciendo diversas formas de figuras que me permite la imaginación.”     
Martín ahonda en sus recuerdos todos ellos le dibujan sonrisas en el rostro al poderlos evocar: “los primeros recuerdos de mis trabajos fueron los silbatos. Recuerdo que un día tomé un pedazo de barro e hice una tortilla y mi padre me dijo -haz un taquito con esa tortilla y en un extremo ponle una cabeza de pájaro y en el otro la cola, después él me ayudo a hacerle los orificio para que pudiera silbar y tener sonido.”
El trabajo de Martín es un trabajo  lleno de libre expresión y armonía, “mi padre nunca me exigió como una obligación que le ayudara con sus pedidos, yo me metía al taller en mis ratos libres y siempre me dejó trabajar las piezas en completa libertad, al máximo de mi capacidad, con toda la calma del mundo. Para finales de los años 80´y principios de los 90´el  FONART y el Instituto de la Artesanía  Jalisciense adquirían nuestras piezas y muchos clientes llegaban a nuestro taller con la finalidad de conseguir nuestro arte”.
La característica principál de la propuesta de Martín es la elaboración de esculturas religiosas, principalmente vírgenes, al respecto cuenta: “mi padre un día decide irse a trabajar a la frontera y me dejó con la responsabilidad de terminar sus pedidos, uno de ellos era para Don Jorge García Brizuela, quien había encargado unas piezas prehispánicas. Don Jorge se sorprende del terminado de las piezas y  me pide más, pero ahora de vírgenes, las cuales con anterioridad mi padre ya le había elaborado,  y es cuando yo le dije -se las voy hacer pero déjeme hacerlas como a mí me gusta, como yo lo disfrutó, que sea mi propio estilo y sí le gustan se las lleva, sino me las deja, no hay problema, Don Jorge quedó encantado.”
Es así como surge el estilo de las vírgenes, los jarrones, las lámparas, las esferas, los cristos, los retablos en barro y muchas piezas más. Su aprendizaje ha sido herencia de su padre y maestro Don Sixto Ibarra artesano autodidacta e iniciador de este arte en la localidad de San Juan, él no tuvo escuela de Artes plásticas, ni alguien que le enseñara el oficio del barro bruñido.
Martín ha ganado el mote de diosero en su pueblo, sus figuras religiosas se han ganado la fama de ser milagrosas, pero él señala que no tiene ningún poder sobre sus piezas. “Vierto una parte de mi ser en cada escultura que elaboro, lo disfruto, lo siento y siempre pongo algo de mí, trato de transmitir mis sentimientos y mis emociones en todo lo que construyo, y todo, todo lo que creo, lo hago pensando en que será para bien, al final el arte y el significado cada quien se lo da”.
Hoy en día Martín es uno de los maestros artesanos más reconocidos de Zuñiga, que con la inspiración milagrosa que parece darle cada figura, da forma, sentido y vida al barro. La variedad de colores en sus trabajos, las  incisiones que realiza con una punta y un compás de precisión, los relieves y el barro negro y brillante, son el resultado de que la práctica hace al maestro.
 

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Por: @Brenda_Martz 

4 comentarios

  • MARTIN EL DEL VIOLIN
    RECUERDA ; OJALA PUEDAS HACERME UNA PEKEÑA CHALCHITLICUE
    TAL COMO ME LA HIZO TU PAPA, HACE COMO 30 AÑOS

    EL ROJO
  • Muchas Felicidades al Maestro. Es un Artista. Acabo de hablar con él y fue una emoción. Quiero que me elabore una pequeña Virgen de Guadalupe. Bendiciones

    Bertha Silvia Ruiz Maldonado
  • Felicidades al maestro.

    En donde están a la venta sus obras? o como me acerco a estas?

    Gracias

    Oscar Franco Preza
  • Felicidades al maestro por la obra tan hermosa, artesano increíble.
    Estoy interesada en comprar algunas Vírgenes si pudieran informarme cómo contactar con él se los agradecería

    María Luisa Lutteroth

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