ANGÉLICA MORALES GÁMEZ: TRADICIÓN Y FEMINEIDAD PURÉPECHA EN CERÁMICA
El trabajo manual que transforma el agua y la tierra en objetos en México se remonta a miles de años, ya sea para la construcción, elaborar utensilios o para la recreación o expresión de la vida misma, el arte; y Michoacán es una de las regiones más ricas en piezas artesanales con barro, especialmente Tzintzuntzan es una de las comunidades donde el oficio de ceramista se mantiene prolífico, representando actualmente la fusión de los elementos antiguos, los métodos coloniales y las innovaciones técnicas modernas, dando lugar a una cultura hija del sincretismo, celosa de sus tradiciones, pero que propone y se mantiene viva a través de su evolución constante.
A Tzintzuntzan se le conoce como lugar de los colibríes, se caracteriza por ser un lugar mítico lleno de historias, que conserva estrecha relación con su entorno natural, principalmente con el lago de Pátzcuaro, el cual desde tiempos lejanos provee a la ciudad de agua y alimento. El lago con todos sus elementos es considerado fuente de inspiración para los artesanos, al plasmar en sus piezas la iconografía no sólo de las aguas, sino también de cada uno de los animales que habitan el ecosistema, su paisaje único y hasta esos oficios que sólo el lago puede mantener con vida.
Una de sus artesanas es Angélica, integrante de una familia de gran tradición en la alfarería. Su madre Ofelia Gámez comenzó a trabajar el barro a la edad de ocho años y aún hoy sigue creando excelentes piezas apegadas a la tradición local. Con el transcurrir del tiempo y unida a su esposo Miguel Morales, la familia decidió dedicarse a la cerámica en su taller familiar, donde enseñaron a todos sus hijos a moldear el barro con pasión y entrega. Ahora la familia Morales Gámez cuenta con algunos de los alfareros más exitosos y talentosos de Michoacán. En entrevista para Estilo Mexicano nos cuenta:
“Nací en un taller de alfareros y toda mi vida he estado interesada en ello, además de que esta actividad se ha convertido en mi medio de manutención; tengo aproximadamente 30 años de dedicarme a la actividad alfarera.”
Su nombre completo es Angélica Morales Gámez, hoy es una de las artesanas mayormente reconocida de Tzintzuntzan, sus piezas se caracterizan por utilizar un barro blanco amarillento el cual trabaja a través de la técnica tradicional del barro vidriado. Cada uno de los dibujos que decoran sus piezas se definen por retratar el entorno y su gente. Sus piezas son evidentemente reflejo de la tradición del lugar, donde el lago, los peces y las mariposas monarca juegan el papel principal, pero sin dejar de integrar retratos y escenas pictóricas de la cotidianidad; los mercados, las danzas, niños jugando, mujeres purépechas activas y dedicadas a cuantiosos oficios, como hermosas sirenas hijas de los mitos locales, que con el devenir del tiempo y la experiencia, ha desarrollado un estilo pictórico único.
“Me gusta producir piezas de barro esmaltadas con barniz libre de plomo, los dibujos disfruto hacerlos en papel amate con tinta china para después plasmarlos en mis piezas de barro.”
Para Angélica el proceso de elaboración de las piezas comienza desde la extracción del barro de las minas que se localizan en el cerro, posteriormente se muele, se mezcla, se amasa con agua y se soba, para después tornearlo y moldearlo a consistencia; se blanquea con el engobe blanco, se deja secar y se pinta con óxidos de hierro, cobalto, manganeso. Después se mete al horno durante cuatro horas para la primera quema, ya frío el horno se saca, se esmalta y se vuelve a meter al horno por cinco horas más.
“Las técnica que utilizo para la elaboración artesanal es principalmente el barro moldeado, blanqueado a inmersión y cocido en fuego a baja temperatura aproximadamente 900° C.”
En su taller, Angélica se sienta y observa cada una de las piezas que ha creado, cuando suspira, señala:
“La primera artesanía qué me hizo sentir algo especial fue mi primera olla que decoré” con la gran sonrisa que la caracteriza Angélica nos confiesa: “mi papá me felicitó, después cada vez que salía premiado uno de mis trabajos me hacía sentir bien, sentía mucha satisfacción... Mis padres han sido mi mayor influencia, ellos fueron y siguen siendo mis maestros al igual que mi hermano Manuel Morales”.
Además de crear piezas excepcionales, disfruta de dibujar, piensa que cada fragmento es un pedazo de papel que quiere llenar en todos sus espacios.
“Me gusta hacerlo porque así trasmito las tradiciones y la cultura purépecha y además es un trabajo dónde se involucran los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Ese proceso de creación me hace sentir que estoy haciendo magia.”
Pero para Angélica su oficio no es sólo fuente de sustento o una práctica de prueba y repetición, va más allá de lo utilitario para convertir sus piezas en expresión pura, en derivados de la necesidad de conservar su identidad, la identidad de su pueblo y el plasmar su idea a través de la estética particular.
“La artesanía me permite disfrutar del acto de crear y de compartir, dar a conocer al mundo las tradiciones y fiestas de mi pueblo, de mi cultura. La artesanía me da identidad y un sentido de pertenencia. Amo mis raíces purépechas y estoy orgullosa de ser michoacana y mexicana."
Antes de poder despedirnos de ella, considera importante compartir, ese sentimiento que la guía y llena, que la impulsa a continuar treinta, cuarenta o cien años más si fuera posible, su noble actividad.
“Cuando comienzas a sentir esas ganas de llenar el alma, de crear, de soñar, de hacer algo diferente, descubrí que estaba orgullosa de mi familia, de mi cultura y tuve la fortuna de nacer en un hogar de alfareros, esto me motivó a seguir adelante, mi oficio me ha dado muchas satisfacciones y he conocido muchos lugares gracias a él y eso no tiene precio.”
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Por: @Brenda_Martz
EXCELENTE TRABAJO, MUY BELLAS PIEZAS, FELICITACIONES
Felicidades Angélica! Tienes mucho talento!
Bellísimo trabajo! Con mucha personalidad! Gracias
Maravilloso esto es una nueva manifestación del arte Purhepecha…
“Creas fantasías y prolongan el linaje Purépecha”